El navío era inmenso, tan grande que parecía eviterno, de color rojo y blanco, algo más oscuro por la parte baja debido a la continua lucha contra la mar durante las largas travesías que había sufrido antaño.
-¡Dios mío Jack! – exclamó Jacome algo intimidado – Sabía de la existencia de los barcos, pero nunca habría imaginado que tales plataformas podrían surcar la mar con tal facilidad- Dijo Jacome.
– Chico, no me puedo creer que jamás hayas visto un barco- Dijo Jack entre risas-
-La verdad es que nunca he salido de París señor, sabía de la existencia de los barcos por los pequeños pesqueros que se aventuran por el Sena en primavera, para comprobar que sus peces han empezado a desovar.-Dijo Jacome algo anonadado aun por el navío que se acababa de postrar delante de suya.
-Bueno, bueno -Dijo Jack aun con tono jocoso- Entonces te gustará donde vamos, veras mucha naturaleza, y animales exóticos si tienes suerte, te gustara chico, aunque si este barco te ha intimidado la selva de Marruecos lo hará aun más.-Dijo Jack riendo-
-¿Marruecos?-Preguntó Jacome algo intrigado, ya que él no sabia de la existencia de innumerables ciudades, su cultura era algo escasa ya que provenía de una familia humilde que no podía permitirse una buena educación para sus hijos.
-Chico, esto me está resultando algo pesado, te explicaré con todo detalle donde vamos y por qué en nuestro camarote del barco, ahora coge las maletas y subamos, hay muchas cosas que debes saber.
-Está bien señor- contesto Jacome con obediencia.
Al entrar al camarote Jacome se quedó impresionado al contemplar el lujo que poseía la habitación, la decoración era algo insulsa, y la organización de los caros muebles de maderas nobles creaban un ambiente ufano que transmitía sensación de pulcritud y serenidad.
– Esta habitación no se parece en nada a la casa derruida y lúgubre de París, supuse que poseías bienes, pero no que te pudieses permitir habitaciones de este lujo.
– Y no lo tengo chico- Dijo Jack entre risas- Esto lo pagan mis jefes, provienen de una familia criolla e insigne, de alta alcurnia y poseen muchos bienes, me pagan bien, muy bien pero no gastaría mi dinero en caprichos como este camarote, chico, aunque ellos se empeñan en que la imagen es importante.-Dijo Jack con un tono tranquilo mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba en una silla de nogal.-Y ahora vete por algo para comer tengo hambre- Impetró Jack.
-Muy bien señor, el barco es grande pero encontraré comida.- Dijo Jacome mientras Jack le daba dinero.
Tras la comida, Jacome decidió salir a dar un paseo por el barco, el tiempo había empeorado, una niebla libiana se cernía al barco, apenas se podían divisar los pasajeros a lo lejos, Jacome se sentó cerca de la proa del barco para descansar allí, escuchando el relajante sonido que le ofrecían las olas al chocar bravas contra el aflasto del barco y cayó dormido sin darse cuenta.
¡Despierta chico!- Grito Jack- Te he estado buscando por todos lados, la niebla se ha despejado y ya se puede ver con detalle el Cabo de Malabata, mira que paisaje tan idílico, esta es la naturaleza de la que te hablaba.
Jacome no dijo nada, ¿Ya habían llegado a África? pensaba, a él ese paisaje mas que idílico le parecía tremebundo y hostil, tanta naturaleza… Jacome era nesciente a lo que habría ahí dentro, pero algo le decía que nada bueno.
Habían llegado a la África salvaje.
Fuentes: IMAGEN
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